Por Martín Paseyro
Socio de CUAPROSE

En Uruguay, cada vez más empresas familiares del sector de corretaje de sguros apuestan a una transición ordenada entre generaciones, combinando experiencia, valores y nuevas herramientas de gestión. No se trata solo de continuar una empresa, sino de proyectarla hacia el futuro sin perder su esencia.

Transición vital

En el corazón de toda empresa familiar, el relevo generacional representa mucho más que un cambio de autoridades: es una transición vital donde se entrelazan vínculos afectivos, decisiones patrimoniales, planificación legal y visión estratégica. En el rubro del corretaje de seguros, esta transición adquiere una dimensión especial, ya que el sector exige adaptación constante a los avances tecnológicos, innovación en servicios y capacidad de gestión. En nuestra experiencia, iniciar este proceso significó asumir con claridad que era momento de evolucionar. Lo hicimos con diálogo, planificación y, sobre todo, con asesoramiento profesional. Abogados, contadores y escribanos fueron fundamentales para guiar cada decisión con mirada técnica, pero también con comprensión humana.

Más flexible y eficiente

Una de las decisiones clave fue la creación de una Sociedad por Acciones Simplificada (SAS), una figura jurídica moderna que permite una estructura más flexible y eficiente. La SAS no solo nos dio un marco legal renovado, sino que también facilitó la continuidad operativa sin afectar las cadenas de pagos ni los compromisos asumidos. En paralelo, firmamos un acuerdo económico que permitió garantizar la estabilidad financiera del fundador, reconociendo los años de dedicación que construyeron la empresa original. Este paso fue tan importante como el traspaso administrativo: un reconocimiento necesario que protege y honra el esfuerzo invertido. El proceso incluyó también el traspaso del personal a la nueva sociedad, cuidando que cada trabajador mantuviera su antigüedad y derechos laborales.

Confianza

En un mercado tan basado en la confianza, preservar el equipo humano es tan vital como contar con una buena estrategia comercial. Sabemos que este tipo de cambios despierta emociones. Para el fundador, dejar el día a día puede generar incertidumbre o nostalgia. Pero confiar en la formación y los valores del sucesor, sumados al rol activo que conserva como accionista, transforma ese “retiro” en una nueva forma de participación.

Enorme desafío

Y para quien toma la posta, el desafío es enorme, pero también apasionante: continuar un camino construido con esfuerzo, con la libertad de innovar, profesionalizar y crecer. Así vivimos nosotros este proceso. Como una evolución necesaria que honra el pasado, aprovecha el presente y prepara el terreno para el futuro. Porque el legado no se entrega; se comparte.

La necesidad de estar protegido con un Seguro para el Hogar

Ante un siniestro de importantes magnitudes como un incendio, explosión por un escape de gas o derrumbe en un edificio o casa es clave contar con una cobertura de seguros correcta y eficiente que ayude a minimizar las pérdidas materiales. Aunque la ocurrencia de estos siniestros es muy baja, cuando suceden suelen ser devastadores en costos de bienes muebles, inmuebles y, por supuesto, cuando involucran vidas humanas. En la mayoría de los casos, arrasan con el esfuerzo de toda una vida. Estar protegidos frente a los mismos permite reponerse en lo material de manera más eficiente, rápida y menos traumática posible.El diario Clarín informó que la Ley 13.512 de Propiedad Horizontal de Argentina establece la obligación de contratar un
seguro de incendio para cubrir las partes comunes del edificio y la responsabilidad civil derivada. Esa misma póliza protege ante rayos, explosión, tumulto popular, huelga, terrorismo y hechos de vandalismo y malevolencia, así como también frente a daños por impacto de aeronaves, vehículos terrestres, sus partes y componentes y daños por humo. En el caso de ocurrir el siniestro, el seguro pagaría el costo de la reconstrucción de las partes comunes hasta el monto contratado. Cada propietario deberá encargarse -con sus fondos o su seguro- de reparar o reconstruir su departamento. En cuanto a la Responsabilidad Civil, es decir los daños generados a las personas y a sus bienes, cada propietario es considerado como un tercero respecto al mismo consorcio. La póliza del edificio debería resarcirlos, como así también a los vecinos linderos o transeúntes dañados. Para estar totalmente cubierto, cada propietario debería contar, además, con un seguro propio contra incendio o alguno otro de este tipo. De esta manera, se le resarcirán los daños ocurridos en su propio departamento hasta el monto asegurado. Pero este seguro es voluntario y de libre elección. La combinación de ambas pólizas, contratadas en valores realistas y actualizadas de acuerdo al patrimonio a proteger, es la respuesta más eficiente ante un siniestro importante como un incendio, explosión por un escape de gas o derrumbe.