El ropaje de la verdad es el envoltorio de lujo de las propagandas engañosas. Hace 400 años, John Milton, en “El Paraíso Perdido”, desarrollaba brillantemente este concepto escribiendo: «con palabras disfrazadas de razones aconseja un proceder indigno…»
Han transcurrido más de 4 siglos, y, curiosamente, el humano ha perfeccionado el arte del engaño, pero no ha adquirido la destreza para darse cuenta de éste, haciendo propia la falsedad de verdades a medias a las que toma como reales.
Con la excusa de una supuesta oportunidad de ahorro de tiempo y dinero, a través de procesos apoyados por la tecnología, con programas de fácil acceso a todo público se simplifican contrataciones. Así, frecuentemente, el usuario se descubre a sí mismo con débitos o facturas correspondientes a pólizas de seguro que no identifica o recuerda, resultado de esas compras de productos que, luego, no cubrirán las expectativas creadas. Todo en vías de un proceso aparentemente más eficaz, rápido y económico.
Día a día, en el mercado, aparecen propuestas, especialmente en automóviles, ofreciendo el «seguro más barato». Se ha disfrazado lo realmente importante con el vistoso y llamativo ropaje del precio. Se ha logrado hacer creer al inconsciente colectivo que, lo que se paga, es lo prioritario, transformándolo en un fuerte punto de competencia e ignorando lo realmente importante… la cobertura, es decir, el VALOR, de lo que se obtiene a cambio de ese precio convenido.
Tan medularmente hemos comprado ese concepto que olvidamos las enseñanzas de los dichos populares de nuestros ancestros: «lo barato sale caro «…
Y es al momento del siniestro que el asegurado descubre que PRECIO VS. VALOR debiera haber sido, en todo caso, el planteo para la elección correcta. Pero ahora, cuando, por ejemplo, su vehículo tiene un accidente mientras lo maneja alguien fuera del rango de edad contratado o se comprueba que su zona de circulación principal no es la declarada, ya es tarde …. estará sin cobertura o pagando varios deducibles. Es en esta instancia cuando lo que pareció rápido, eficaz y económico, ya no lo parece…ni lo es… Sólo se generó mayor vulnerabilidad en desmedro de la cobertura y asesoramiento de un profesional capacitado. SIEMPRE, el costo va relacionado con las prestaciones, deducible, limitaciones, bonificaciones. ¿Dónde queda entonces la necesidad del cliente? Tan bien se vendió el concepto “precio”, valorizándolo, que el mismo asegurado ignora la respuesta a esa pregunta hasta ese desafortunado instante, en el que también podrá darse cuenta de que tenía la posibilidad de disponer de un profesional que le asesoraría, sin costo, respaldándolo desde la contratación y durante todo el proceso del siniestro.
Buscar “el seguro más barato” es una utopía. Simplemente no existe. Cuando se habla de cobertura total en vehículos, es posible lograr, no menos de 25 posibilidades, teniendo en cuenta compañías aseguradoras, límites de responsabilidad civil, zona de circulación, limitaciones de edad, valor del deducible.
En haras de un mercado de seguros, sano, cristalino, respetuoso del cliente, donde realmente todos ganen, clientes, aseguradoras y corredores asesores, es decir, todos los actores, deberemos elegir el “ropaje” apropiado.
Por eso, desde CUAPROSE, afirmamos:
“Contratar su seguro con un corredor profesional, es más seguro.”